Los muchos años trabajados en la obra pública habían hecho de él un hombre gris, gris cemento. Tanto era así, que el día en que cayó dentro del hormigón aún fresco de la pila de un puente nadie le echó en falta. Sus compañeros asumieron una pequeña parte de trabajo extra sin saber de dónde venía. Años después, su nómina sigue llegando.
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